Ellen Allien: Interview

Ellen Allien: techno woman

Es la mejor, y todos los sabemos. Ellen Allien ha sabido coronarse como la mujer más codiciada del panorama clubber gracias a su activismo electrónico y a su visión de futuro. Su trayectoria es sencillamente espectacular e impecable, y ha seguido una progresión imparable desde mediados de los noventa hasta ahora. Y no sólo en términos musicales: Ellen Allien también ha crecido hasta lo indecible como figura clave de la electrónica europea. A esta berlinesa habría que levantarle un monumento. Y es que sus álbumes son auténticos regalos para el sibarita electrónico: electro, techno, pop y house se dan cita en un sonido arriesgado, extravagante a veces, rabiosamente melódico en otras, un auténtica centrifugadora estilística cocinada con un estilo y un desenfado imposibles de encontrar en otra productora. Pero no sólo en sus logros musicales tenemos que fijarnos, porque la alemana también ha sentado cátedra como empresaria, llevando las riendas del que posiblemente es el mejor sello alemán de música electrónica con permiso de Kompakt. Bpitch Control, el preciado label de Ellen, se ha convertido en santo y seña, en un faro musical y en un símbolo clarísimo de lo que se ha dado a conocer como el Berlin state of mind. Bpitch Control y Ellen Allien son el latido de una ciudad sumergida en un mar de creatividad bailable. Si a eso le sumamos que como DJ la berlinesa ha refinado su técnica y gusto hasta rizar al rizo, no nos quedará otro remedio postrarnos ante su talento y saludar a la reina. Como diría el viejo Leonard Cohen: “first we take Manhattan, then we take Berlin”. Ellen hace tiempo que tomó Berlín, mucho, mucho tiempo.

Tú viviste de lleno la caída del Muro de Berlín, pero también sabes lo que fue vivir con ese muro todavía en pie. ¿Crees que el Muro fue responsable de limitar la creatividad de los artistas de Berlín en los primeros días del techno?
La verdad es que mi infancia estuvo marcada por la existencia del Muro de Berlín. Crecí a la sombra de ese muro, por así decirlo, como muchos de nosotros. De todos modos, a pesar de los controles y la presencia militar, que realmente imponía, yo sentía que había creatividad, que había algo cociéndose en la ciudad y que tarde o temprano aquello estallaría. Y estalló…

Explícanos cómo despertó en ti la pasión por la música en esa época.
Recuerdo que tenía un órgano eléctrico portátil y una buena colección de singles que ponía en un plato pequeño. Era a mediados de los ochenta, y entonces se produjo la llamada revolución musical de ‘Neue Deutsche Welle’, o la nueva ola alemana. Fue fantástico, porque teníamos muchos grupos que cantaban en nuestra lengua, gente como Ideal, Graüzone, Nina Hagen… Me impresionaron mucho los sonidos electrónicos, las máquinas que utilizaban Kraftwerk. “The model” cambió mi vida.

Y después de la caída del Muro de Berlín, ¿qué pasó?
Aquello fue muy bueno, porque Berlín volvió a ser el Berlín de siempre. Era una época en la que yo era muy joven y recuerdo que estaba de moda irse a Londres. Allí pasé un año, pero enseguida me dí cuenta de que mi hogar era Berlín. Era como un estallido de alegría, podías ir a donde quisieras, hacer lo que te diera la gana, ser libre, en definitiva. Tengo que decir que la música electrónica fue uno de los factores decisivos en la unión entre un Berlín y el otro.

Dejemos por un momento los recuerdos y la nostalgia. Estamos en 2008, han pasado muchas cosas y tú has crecido muchísimo como DJ. De hecho, no has parado de crecer…
Creo que como DJ siempre he intentado conectar géneros, estilos, audiencias. Lo que más me interesa es nutrir la pista de baile con distintos ritmos y concitar el interés de la gente. Creo que cuando consigues eso, cuando consigues que el público no se fije en otra cosa que en la música que estás pinchando, es que has triunfado. Creo que ser DJ es eso y sí, yo también he notado el peso de la experiencia, y cada vez me siento más segura y confiada en mis posibilidades. Me siento más a gusto, con más fluidez e intuición.

¿Qué supone para ti ponerte tras unos platos y ponerte a pinchar para la gente?
No sé si se puede describir la sensación con palabras. Básicamente, cuando estoy en los platos mi mente y mi cuerpo son uno, por muy hippy que esto pueda sonar. Es como una máquina perfectamente engrasada que se retroalimenta; del cerebro, a las manos, a los pies… Espero no ser demasiado críptica. Para mí la música siempre ha sido una forma de expresión distinta, una forma única de apelar a los distintos estados de ánimo de la gente. La música y el trabajo de DJ me han permitido encontrarme a mí misma.

Tu carrera como productora también es muy extensa. Tu discografía es larga y llena de grandes trabajos...
Creo que la clave del éxito es que mi música es una radiografía perfecta de mi persona. Es un termómetro para saber cómo está mi estado de ánimo. Producir para mí es una especie de exorcismo. En este sentido todos mis discos pueden ser considerados crónicas de mi vida. Por otra parte, y supongo que esto le pasa a muchos DJs, meterme en el estudio es una forma de oxigenarme y recuperarme del estrés que puede producir una temporada entera de sesiones, viajes y bolos.

Vamos a repasar tu trayectoria como productora. ¿Qué recuerdos te trae “Stadkind”?
Le tengo un gran cariño a ese disco. Con “Stadkind” quería expresar la relación íntima que en aquel momento yo mantenía con la ciudad, con Berlín. Es un disco homenaje a Berlín. Pero después me di cuenta de que mi sonido no podía quedarse ahí, de que tenía que avanzar, así que comencé a experimentar con los sonidos y las estructuras de la música electrónica. Así que después de aquel álbum decidí buscar un nuevo filo a mis producciones en los maxis y remezclas que iba grabando…

Y entonces llegó el magnífico “Berlinette”.
Sí, en “Berlinette” creo que había crecido, que había asimilado muy bien todos los experimentos anteriores hasta conseguir un sonido muy interesante. En “Berlinette” está reflejada la felicidad y la euforia del momento. Todo el mundo que me rodeaba me apoyaba, me decía que tenía madera para esto de la música. Ese disco era una especie de rayo de luz que me iluminó y con el que pude expresar mi visión del pop y los sonidos electrónicos abstractos.

Hasta llegar a “Thrills”, el que muchos opinan que es tu mejor disco
Estoy de acuerdo. Es un disco que me proporcionó una gran satisfacción y en el que me divertí como nunca. Recuero que era la primera vez que utilizaba máquinas como el ARP 2600 y otros instrumentos analógicos y fue un desafío muy estimulante. La clave de ese disco es que en él utilizamos equipo nuevo en el estudio, y eso es un estímulo y una motivación brutal. Al mismo tiempo eso hace que no te estanques en los mismos sonidos. “Thrills” es la idea que tengo sobre cómo debería ser el techno: minimalista, reducido, profundo y contundente al mismo tiempo.

Ahora acabas de publicar “Sool”, tu cuarto disco. ¿Qué impresiones tienes ahora mismo, en caliente?
“Sool” es un disco de descompresión. Una especie de relax, como ir al masajista. En los últimos años he estado trabajando muy duro, y en verano mi vida se dispara, se acelera, y cuando acaba el verano, tras todas las fiestas y las giras en las que he estado, mi cuerpo me pide un descanso. Y como yo no soy de irme a balnearios, lo que hago es encerrarme en el estudio con un colaborador próximo y me pongo a grabar. Este año pasado fue muy duro, y “Sool” es un reflejo de la tranquilidad y la introspección que me dio el invierno. No es mi disco más bailable, pero sí es mi disco más profundo, el que más de dentro me ha salido. Necesitaba este tipo de exorcismo.

Nos gustaría que nos definieras en tus propias palabras qué es Bpitch Control para ti.
La verdad es que nunca me canso de hablar de mi sello, estoy orgullosa del material que estamos sacando. Hasta ahora hemos sobrevivido bien, consiguiendo algún que otro éxito underground que nunca está de más. El sello nació como una respuesta a la necesidad de encontrar algo nuevo, un revulsivo para la escena berlinesa. Por eso puse en marcha las fiestas Bpitch Control, y después nació el sello. Siempre he considerado el sello como un medio para mí y otros productores de talento para sacar nuestro material, para apoyarnos unos a otros. Me pedís que defina Bpitch Control, y la definición es la misma siempre: glamour, sentido de comunidad, familia…

Tu vinculación con Apparat es estrecha, e imaginamos que seguiréis colaborando juntos en el futuro, teniendo en cuenta la buena acogida que tuvo “Orchestra of Bubbles”.
Con Apparat tengo un entendimiento casi sobrenatural. Sé perfectamente cómo piensa él, y él sabe perfectamen te cómo pienso yo. Siempre he pensado que eso tienes que aprovecharlo, y él en el estudio es un genio, sabe de sobras cómo exprimir todas las máquinas y sacar el máximo partido de mis ideas. Sí, “Orchestra of Bubbles” es un disco que necesitábamos sacar, más que nada para probarnos a nosotros mismos y saber hasta dónde podía llegar nuestra colaboración.

¿Te ha tentado alguna vez el mundo de las multinacionales?
Sí, y podría haberme ido a probar suerte en las grande compañías discográficas, podría haber utilizado a las multis para impulsar mi carrera, pero en realidad me sentiría incómoda, me sentiría mal y no tengo ninguna intención de angustiarme yendo contra lo que me dicta el corazón.

¿Qué nos puedes decir del disco de sesión que grabaste para Fabric el año pasado?
Me encanta pinchar en Fabric, he estado allí muchas veces, de modo que cuando me ofrecieron la posibilidad de grabar un set para su serie de sesiones me sentí muy honrada. Es un de los cinco mejores clubs del mundo para mí. El mix estaba basado en los discos que aquel año pinché más en el club, pero lo hice más profundo, con más matices, porque cuando pincho en Fabric siempre voy a la sala 2, un sala bastante dura, y las mezclas en vivo suelen ser más sucias e intuitivas que en el mix. De todos modos, estoy muy contenta con ese CD.

Viajas muchísimo. Si observamos tu agenda vemos que eres una de las DJs más cotizadas y una de las que sale al extranjero con mayor frecuencia. ¿Cuál es el sitio más peculiar en el que has pinchado?
He estado en lugares y situaciones muy extrañas y divertidas. Son tantas anécdotas… Por ejemplo, recuerdo que me contrataron para pinchar en una fiesta de Nina Ricci con una público lleno de actores, empresarios de éxito, presentadores… gente con mucho dinero. Fue realmente distinto, la fiesta más pija que he vistio en mi vida, todos iban con trajes, smoking, toda la gente parecía de la alta sociedad, fue como entrar en otro mundo, como un sueño. Sin lugar a dudas nada que ver con un club convencional.

Estamos deseosos de verte en Monegros. ¿Qué esperas de esta actuación?
Monegros es un espacio muy peculiar y único en el mundo: Creo que nunca en mi vida he pinchado en un festival tan grande en un lugar tan apartado del mundo. Es un festival de gran prestigio, y repetir en Monegros es para mí es un auténtico orgullo. Ahí sólo van artistas de primera línea internacional, y eso te halaga.

By: Florida135

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