Interview Technasia

Technasia: techno en bandeja de plata

Technasia es un mundo habitado por Amil Khan (Hong Kong) y Charles
Siegling (París), un mundo en el que no hay fronteras geográficas y musicales. Cuando ambos productores se conocieron en Hong Kong, enseguida hubo una chispa entre ellos que todavía no se ha apagado. Aunque acostumbran a trabajar separados por la distancias, se ven a menudo, y si no se mantienen al día a través de internet fabricando la banda sonora más pulida, ecléctica y jugosa que ha dado el techno de mayor calidad de los últimos 10 años. El dúo ha puesto Asia en el mapa dance y ha dado lecciones de producción refinadísimas con trabajos tan importantes como el mítico y celebradísimo LP “Popsoda”, seguramente el mejor disco de música electrónica del 2006. Incorruptibles, volcados en su sello Technasia Records y con un espíritu independiente que no perderán nunca, Khan y Siegling no tienen seguramente el sex appeal comercial de otros, pero les sobra respeto. El respeto de muchísimas estrellas de las cabinas y la producción que siempre han apoyado su discurso y no han dudado en reivindicarles en sesiones o entrevistas. Para este dúo con eso ya es suficiente. Quizás por dicha razón son tan rematadamente buenos, quizás por eso el techno, en sus manos, es como una montaña de plastilina de la que sacar infinitas formas y colores. Monegros no podía dejar de contar con el arte a los platos de Siegling (que vendrá a medias con su protegido Renato Cohen; Amil Khan se queda en casa). Dios les bendiga.

¿Cómo se conocen un tipo que vive en París y otro que está en Hong Kong y terminan haciendo música techno?
Creo que eso es accesorio, el momento en que nos encontramos, que fue en Hong Kong, estando de vacaciones, aunque carece de notoriedad. Lo importante es que de ese encuentro surgió una amistad y una ambición musical que todavía hoy tenemos ardiendo en nuestro interior. Teníamos la ambición de hacer música techno, pero música techno que tuviera impactio en Asia, con un toque muy especial, y nuestra intención era poner la música electrónica asiática en el mapa internacional. Por aquel entonces, la escena japonesa estaba explotando, sobre todos gracias a Ken Ishii, pero realmente no había nada surgido nada del sudeste de asiático, de modo que para nosotros aquello fue como una tendencia natural, algo que nos salió de dentro, no podría explicarlo con palabras… Era una pura necesidad. Y creo que lo conseguimos.

La música os unió, pues. La ambición de comunicaros con la música con el resto del mundo…
Así es. Nos da igual que nos llamen hippies, pero creo que la música tiende puentes entre las distintas culturas, básicamente porque no habla un idioma en concreto, su único lenguaje es el de la propia música y lo mejor es que existe una comunicación, un vínculo intangible, y eso con la electrónica adquiere otra dimensión. La música electrónica hace que gente de muy distinta procedencia se encuentre en una misma pista de baile, y hay un intercambio de electricidad entre la gente, hay una comunicación evidente. Así pues, realmente, tenía la sensación de que necesitaba usar la música como una herramienta para comunicarnos con la gente en Asia. Podríamos decir que esa chispa y esa inquietud fueron el génesis de Technasia.

¿Cómo se vivía la música en Hong Kong antes de que vuestro proyecto intentará propagar el buen techno por esos lares?
Era bastante curioso, porque la única escena techno que había se encontraba en el circuito gay y la música que se pinchaba allí no tiene nada que ver con lo que está saliendo ahora o decidimos hacer nosotros. Era más dura y contundente, quizás por eso, en un principio, nuestras producciones no eran extremadamente rápidas. No lo sé, la verdad es que era una escena bastante curiosa y bastante desconocida.

Siempre habéis tenido una relación muy sana en el sentido más literal de la palabra con el techno, ¿no es así?
Sí, no lo sé, quizás estoy anticuado, o demodé, pero te puedo asegurar que nunca he tomado drogas, personalmente nunca he sentido la necesidad de acompañar la música de baile con el consumo de drogas. Pero cuidado, nunca lo he criticado ni he intentado pavonearme de ello, para sentirme superior. Cada uno hace lo que le da la gana, mientras no interfiera en mi vida, no hay ningún problema. Es posible que tengamos una visión algo conservadora de las drogas y el techno, pero yo nunca he sentido que haya que vincular forzosamente una cosa con la otra. La música, a mi modo de ver, desprende una energía y una vitalidad que sirven como un perfecto sustitutivo de una droga, de ahí que para mucha gente la propia música sea una droga, aunque sea un tópico.

¿Cómo fue vuestro método de trabajo, viviendo separados por miles de kilómetros de distancia?
Bueno, a finales de los noventa allí estábamos nosotros. Amil en Hong Kong y yo en París, intentando crear música a través de internet. Teníamos nuestros estudios particulares y allí sacábamos nuestros samples y las estructuras de nuestras temas. Después nos lo enviábamos a través de Internet. Es un sistema de trabajo que seguimos utilizando, quizá no tanto como antes, porque con el tiempo hemos conseguido cierta reputación y caché y tenemos más dinero, lo que nos permite viajar más.

La tecnología siempre ha jugado un papel muy importante en vuestras vidas, por lo tanto…
Básicamente, la música electrónica es música tecnológica. Se trata de usar tecnología, y siempre tienes que estar a la última sobre los avances e innovaciones. La verdad es que son dos cosas que siempre han ido estrechamente ligadas, y de hecho la música electrónica y su evolución depende en muchas ocasiones de las innovaciones tecnológicas. De todos modos, esto tiene una ventaja, pues hace la música mucho más accesible y manipulable, es mucho más sencillo hacer música. Tampoco es que sea del todo bueno, porque propicia que haya mucho material malo, y quizás por eso nosotros siempre hemos intentado tener muy claros los standards de calidad que queremos para cada canción y sobre todo el eclecticismo que siempre nos ha caracterizado.
A veces hay artistas que se olvidan que hacen música electrónica y quizás se pasan intentando darle una coartada intelectual a todo esto. ¿Estáis de acuerdo?
Totalmente de acuerdo con esta apreciación. Nosotros no hacemos jazz o algo parecido, aunque intentemos dignificar lo que hacemos nunca hemos querido que la gente se olvide de una cosa: nosotros hacemos música electrónica pura y no tenemos ninguna intención de ser algo que no somos. Sabemos dónde estamos, pero también sabemos dónde queremos ir. De todos modos, somos conscientes de que hacer música electrónica no es hacer música para gente que va drogada el fin de semana, eso es injusto y eso es contra lo que siempre tratamos de luchar con nuestras composiciones.

Sois un grupo tremendamente respetado por los principales artistas del gremio. Derrick May y Laurent Garnier, entre otros, han loado vuestro trabajo y encima han pinchado vuestras canciones, dándoles una notable popularidad. ¿Cómo os sentís ante tanto honor?
La verdad es que a Laurent lo apreciamos mucho y evidentemente lo admiramos desde hace años. Es uno de esos artistas que han dejado una huella tan profunda que no creo que se olvide en muchos, muchos años. El apoyo de gente tan importante es muchas veces necesario para darte a conocer de forma global, y claro, tanto Laurent como Derrick son DJs que han viajado a todos los rincones del mundo. Sólo tenemos palabras de agradecimiento, porque en un momento el apoyo de alguien como Laurent puede catapultarte, puede hacer que la gente se diga: ‘hombre, si lo pincha Garnier algo bueno tiene que tener’. En este sentido, nos sentimos muy honrados de tener el respeto de la escena techno mundial, es algo que nunca pedimos, por supuesto, pero que agradecemos profundamente, de verdad.

Vuestra música es especial, sigue una evolución clara y nunca se estanca. Si te fijas en vuestra discografía hay distintas ambiciones en cada disco. Explicadnos un poco cómo funciona eso en vuestro modus operandi.
Siempre hemos pensado que la música es como un viaje, y así es como queremos que se sienta la gente cuando escucha nuestros discos. Nos gusta esa sensación de vértigo, esos cambios repentinos. De todos modos tenemos la sensación de que con el techno hay mucha gente que malinterpreta las cosas, porque está medio aceptado que esta música sólo tiene la finalidad de hacer bailar y su radio de acción es el club. Como si fuera del club esta música no tuviera sentido. Y eso no es así. Y eso limita muchas producciones, limita la escena y se termina cayendo en el mismo estilo una y otra vez.

O sea, que es una respuesta necesaria para demostrar que la música electrónica no es una herramienta, sino un estado de ánimo…
Y no sólo eso, queremos que el techno llegue a una masa de gente más numerosa. Fíjate en el trance, por ejemplo. La gente lo ha entendido mejor porque presenta una progresión, una estructura melódica de la que el techno a menudo carece, es un sonido muy dinámico. Por eso siempre buscamos una vía casi subliminal para inyectar las melodías en nuestros temas, con sutileza, pero con gran energía también, siempre nos ha obsesionado poder grabar cosas que funcionen en un club y también te apetezca escuchar en casa. Por ejemplo, en “Popsoda”, nuestro último álbum publicado, eso se podía apreciar con claridad: hay canciones que son puro sábado noche, pero hay otras que resultan más íntimas y están más pensadas para una escucha relajada en casa.

Tenéis vuestro propio sello, Technasia Records, parecéis estar muy cómodos en un estrato puramente independiente, aunque estamos seguros de que alguna vez os habrá tentado alguna multinacional…
Quiero dejar muy claro que Technasia nació como un proyecto musical independiente y seguirá siéndolo siempre. Tienes razón, muchas discográficas importantes nos han propuesto grabar discos, pero lo que hacemos no es como lo que hace Jennifer Lopez, con todos los respetos. Por eso siempre nos hemos mantenido fieles a nuestro círculo de fans a la gente que nos sigue incondicionalmente, aunque no vendamos millones de discos y todo eso. Imagínate que nos metemos en un embrollo con una multi y nos hacen poner voces pegadizas y melodías pop, imagínate la cara de nuestra gente, yo no me podría levantar. Prefiero grabar y tocar para los míos, que son realmente los que aprecian de verdad nuestra música. Y tampoco necesitamos el empujón de una gran discográfica, porque por suerte tenemos bolos en muchísimos países y hemos podido viajar por todo el mundo, lo que significa que si nos contratan en todo el globo es porque nos conocen.

Monegros os espera. ¿Qué os inspira el lugar y el festival?
Muchísimo, para nosotros ir a Monegros tiene un valor muy especial, primero porque es sencillamente uno de los mejores festivales de música electrónica europeos junto al Sónar, y segundo porque está ubicado en un lugar perdido, aislado, como si fuera en otro planeta, la verdad, y eso le da un aire muy especial, muy familiar incluso. Siempre nos ha gustado el público español, es muy directo, muy agradecido, muy pasional si le gusta lo que estás pinchando y eso es algo que nosotros siempre hemos apreciado. Además, el público español es el único capaz de aguantar como si nada hasta altas horas de la mañana.



DEJANOS TU COMENTARIO