Los portátiles ToughBook tienen su propia mitología. Son tan duros que cuentan que uno de ellos salvó la vida de un soldado en Irak, al recibir y frenar una bala. O que ciertos miembros de los cuerpos de seguridad españoles decidieron comprobar si ese trasto que les habían mandado podía soportar el paso por encima de un coche patrulla. Ambos sobrevivieron. Por algo son los ordenadores que llevan militares, policías, corresponsales de guerra, exploradores o trabajadores de las industrias relacionadas con las materias primas debido a su extrema resistencia física.
No contentos con esta ‘delicada’ clientela, su fabricante -la multinacional japonesa Panasonic- ha decidido ampliar el público al que van destinados sus portátiles hiperresistentes. Por eso, han desarrollado una línea para los que más posibilidades tienen de derramar café sobre el teclado, dejar caer el maletín desde el escritorio o facturarlo dentro de una maleta: los jefes. La recién presentada serie 8 de ToughBook se destina a los directivos, ejecutivos y comerciales que necesitan un portátil de batalla que no les destroce la espalda ni la vista, les acompañe en todos los viajes y que no acabe en el desguace por minucias (como una pantalla rota por un golpe con una maleta o un disco duro inutilizado por una caída desde la cama del hotel).
La nueva serie está formada por tres portátiles (CF-F8, CF-W8 y CF-T8) capaces de soportar el vertido de 200 centímetros cúbicos de líquido, la caída desde una altura de 76 centímetros o una carga de presión de 100 kilos. La compañía asegura que, gracias a su experiencia en ambientes extremos, ha conseguido crear unos equipos capaces de resolver las grandes frustraciones de los usuarios de los portátiles, que son según Intel: la duración de la batería, la lentitud, y el peso. Con un peso de entre 1,28 y 1,6 kilos, soportan un uso continuo de entre 6 y 8 horas y llevan procesadores Core 2 Duo.
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